Morrococo de Jaén

1) El morrococo de Jaén es una receta tradicional andaluza que tiene algo de parecido con el hummus de garbanzos y de ahí que también se le conozca como el "hummus español". Se hace con garbanzos cocidos que se cocinan con un sofrito de cebolla, tomate, pimentón dulce y comino y que después de moverlos un rato en la cazuela (por eso también se llaman garbanzos mareaos) se aplasta el conjunto hasta formar una especie de pasta que puede recordar al hummus.
Lo tradicional es preparar el morrococo con los garbanzos cocidos que sobran de un puchero o cocido pero nosotros en esta ocasión, vamos a prepararlo con unos garbanzos cocidos en conserva, de manera que lo primero que vamos a hacer es escurrir los garbanzos y pasarlos por agua fría para quitar un poco el sabor de la conserva.
Vamos a picar muy finito la cebolleta y a rallar el tomate desechando la piel. Nosotros vamos a usar tomate natural para preparar el morrococo, hay quien utiliza tomate frito o salsa de tomate pero nosotros vamos a freír directamente el tomate natural junto con la cebolleta.

2) Ponemos una cazuela a fuego medio-fuerte con el aceite de oliva virgen extra y cuando el aceite esté bien caliente, añadimos la cebolleta y el tomate rallado. Mezclamos bien, añadimos sal y dejamos freír a fuego medio-fuerte unos 10 minutos, removiendo de vez en cuando para que el tomate no se pegue al fondo.

3) Después de los 10 minutos, ya tenemos el sofrito listo y vamos a bajar un poquito el fuego. Añadimos el comino en polvo y el pimentón dulce, mezclamos rápidamente con el sofrito y cocinamos sobre 1 minuto removiendo continuamente.

4) A continuación, añadimos los garbanzos bien escurridos, los mezclamos con el sofrito y añadimos un par de cucharones de agua (o de caldo de puchero o del cocido si tenemos). Mezclamos otra vez y cocinamos los garbanzos removiéndolos continuamente durante unos 3-4 minutos (por eso a esta receta también se le llama garbanzos mareaos). Después, vamos a chafar los garbanzos con la base del cucharón como se ve en la foto hasta tener una especie de pasta que sea bastante homogénea. Si vemos que el morrococo nos ha quedado demasiado espeso, añadimos otro poco de agua o de caldo (nos tiene que quedar con una textura tipo crema para untar). Rectificamos el punto de sal si fuese necesario, mezclamos con la espátula y ya tenemos listo el morrococo.

El morrococo puede tomarse calentito recién hecho, templado o frío de la nevera, de todas las maneras está buenísimo. Lo vamos a acompañar con unas rebanadas finitas de pan tostado, unas regañás o unos picos de pan para untar. En el momento de servir, le añadiremos por encima un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
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