Galletas de avena y plátano con chocolate

1) Para preparar estas galletas de avena y plátano vamos a utilizar copos de avena, plátano que esté bien maduro y almendras tostadas sin piel. Pelamos el plátano y lo aplastamos con un tenedor para hacer una especie de puré. Ponemos las almendras en un robot de cocina y las picamos hasta tener una especie de harina gruesa. También podemos comprar almendra ya picada pero suele salir más económico hacerlo de esta manera.

2) Ponemos los copos de avena en un bol y les añadimos la almendra picada. Mezclamos con la ayuda de una espátula o lengua de gato y después incorporamos el puré de plátano y la esencia de vainilla (la esencia de vainilla es opcional pero le da un gusto muy rico a las galletas). Volvemos a mezclar hasta que estén todos los ingredientes bien integrados.

3) Cuando tengamos bien mezclada la masa de las galletas, vamos a incorporarle las pepitas de chocolate. Volvemos a mezclar para intentar que las pepitas se repartan de manera uniforme por la masa. Después, vamos a meter la masa de las galletas en la nevera unos 10-15 minutos para que se endurezca un poco y nos sea más fácil darle forma a las galletas, ya que esta masa es algo pegajosa.

4) Forramos la bandeja del horno con una hoja de papel de hornear y con las manos un poco humedecidas con agua, vamos haciendo bolitas con la masa y colocándolas en la bandeja. Tenemos que dejar separación entre unas bolitas y otras porque vamos a aplastarlas para darle forma de galleta.
Para aplastar las bolitas, nos ayudamos de una cucharilla de postre. Aplastamos todas las bolitas y cuando las tengamos todas aplastadas, con la misma cuchara vamos a darle una forma bonita por los bordes para dejarlas bien redonditas. También las aplanamos un poco por la parte superior para que tengan el mismo grosor por toda la superficie de la galleta.

5) Con el horno precalentado a 180º C, con calor arriba y abajo, metemos las galletas en el horno en la zona media-alta del horno y las horneamos a 180º C durante unos 13-15 minutos o hasta que veamos que se han puesto morenitas.
Cuando ya estén listas las galletas, las sacamos del horno y las dejamos enfriar encima de una rejilla. Cuando las galletas se hayan enfriado completamente ya están listas para comer.

Lo ideal es comer estas galletas recién hechas en el día ya que son unas galletas más bien blanditas.
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