Saganaki de queso feta

1) El queso feta es un queso de origen griego muy popular a nivel internacional que tiene Denominación de Origen Protegida y que se elabora con una mezcla de leche de oveja (un mínimo del 70%) y de leche de cabra (un mínimo del 30%). Hoy en día el queso feta se encuentra fácilmente en la mayoría de supermercados y grandes superficies.
El queso feta es un queso con un sabor muy especial con una acidez muy característica y que es perfecto para hacer esta receta de saganaki, ya que no se va a derretir en la fritura, de manera que el exterior va a quedar con un rebozado dorado y crujiente y el interior más tierno y jugoso.

2) Para hacer el saganaki de queso feta solamente tenemos que rebozarlo en harina y huevo. Primero pasamos la pieza de feta por harina, de manera que quede perfectamente enharinado por todos los lados, incluidos los laterales. Cuando tengamos la pieza bien enharinada, la sacudimos un poquito con las manos para eliminar el posible exceso de harina que pueda coger.
A continuación, pasamos el feta por el huevo batido, intentando que quede perfectamente bañado con el huevo por todos los lados. Igualmente cuando saquemos la pieza de feta del huevo, dejaremos escurrir un poco el exceso de huevo antes de pasarlo a freír. Lo ideal es tener la sartén con el aceite de oliva ya caliente preparado para freír, de manera que saquemos el feta rebozado del huevo y ya lo pongamos en la sartén.

3) Para freír el saganaki, ponemos una sartén con el aceite de oliva a fuego medio-fuerte y cuando el aceite esté bien caliente, colocamos el feta rebozado y lo freímos unos 30-40 segundos por cada lado hasta que el rebozado se ponga bien doradito. Sacamos el saganaki de la sartén con cuidado para que no se rompa y escurriendo bien el aceite y lo colocamos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de grasa.

De manera tradicional, el saganaki de feta se acompaña de unas rodajitas de limón para exprimir por encima pero también es muy habitual servirlo añadiéndole un chorrito de miel, unos frutos secos picados (almendras o pistachos) y unas semillas de sésamo tostado.
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