Albóndigas de pollo con tomate

Para preparar estas albóndigas de pollo con tomate vamos a utilizar pechuga de pollo que podemos pedir que nos la piquen en la carnicería o hacerlo nosotros en casa. Para picar la pechuga de pollo, primero la cortamos en trozos más pequeños eliminando restos de grasa y después, la ponemos en un vaso picador de un robot de cocina. Picamos con el robot hasta que la pechuga esté perfectamente picada y después, la colocamos en un bol amplio donde haremos la mezcla de las albóndigas y le añadimos sal y pimienta negra molida.

Para que las albóndigas de pollo queden muy tiernas y jugosas vamos a añadirle un poco de miga de pan remojada en leche. Para ello, colocamos la miga de pan en un bol, le añadimos la leche y la dejamos unos 10 minutos para que la miga se empape de toda la leche.
Añadimos en el bol el ajo rallado y sin el germen, la miga remojada en la leche, el huevo batido y el perejil fresco bien lavado y picado muy muy finito. Y mezclamos bien con la ayuda de un tenedor hasta tener una masa de albóndigas bien homogénea. Después, dejamos reposar la masa en la nevera una media hora para que al enfriar se endurezca un poco y sea más fácil formar las albóndigas. Si después del tiempo de nevera vemos que la masa de las albóndigas está muy pegajosa y no somos capaces de formarlas, le podemos añadir un poco de pan rallado.

Para formar las albóndigas, nos humedecemos las manos con un poco de agua para que la masa no se nos quede pegada y vamos cogiendo porciones de masa que pesen sobre 30-32 g y haciendo bolitas. Con este peso de las albóndigas, nos van a salir albóndigas de un tamaño mediano, ni muy grandes ni muy pequeñas.
Cuando tengamos todas las albóndigas formadas, vamos a pasarlas por harina de manera que queden bien enharinadas pero sacudiendo un poco con las manos el exceso de harina que puedan coger.
Cuando tengamos todas las albóndigas enharinadas vamos a pasar a freírlas. Para ello, ponemos una sartén a fuego medio-fuerte con bastante aceite de oliva y cuando el aceite esté caliente, añadimos las albóndigas, las freímos un par de minutos, les damos la vuelta y las freímos otros dos minutos por el otro lado. Después, las retiramos de la sartén escurriendo bien el aceite y las reservamos.

Para hacer el sofrito de la salsa de tomate, vamos a utilizar el aceite de freír las albóndigas. Para ello, colamos el aceite (2 cucharadas soperas por persona) y lo colocamos en la cazuela donde vamos a cocinar la salsa.
Ponemos la cazuela con el aceite colado a fuego medio y cuando el aceite esté caliente, añadimos el ajo picado muy finito y lo sofreímos unos instantes. A continuación, añadimos la cebolla picada también muy finita, mezclamos, añadimos sal y dejamos cocinar unos 5-6 minutos.

A continuación, incorporamos el tomate triturado, mezclamos y añadimos sal y pimienta negra molida y volvemos a mezclar. Dejamos cocinar 15 minutos a fuego medio-bajo con la cazuela tapada y después, incorporamos las albóndigas.

Mezclamos las albóndigas con la salsa de tomate haciendo movimientos circulares de vaivén con la cazuela y cocinamos el conjunto unos últimos 10 minutos igualmente con la cazuela tapada. Después de estos últimos minutos de cocción, ya tenemos las albóndigas listas para servir. Opcionalmente, podemos añadir por encima un poquito de orégano seco que personalmente nos encanta cómo queda.

En esta ocasión, acompañamos las albóndigas de pollo con unas patatas fritas cuadradas pero un arroz en blanco también es una guarnición que le va fenomenal.
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